«POR QUÉ ‘ESTOY VIVO’ ES UNA SERIE NECESARIA EN TVE (Y MERECE UNA SEGUNDA TEMPORADA)»
Vanitatis | Nayín Costas
LA SERIE HA APOSTADO POR FUERTES PERSONAJES FEMENINOS, PONIENDO ADEMÁS EL FOCO SOBRE CUESTIONES POCO TRATADAS EN LA FICCIÓN NACIONAL COMO EL BULLYING Y EL ALZHÉIMER.
A solo dos semanas del desenlace de su primera temporada, TVE todavía no se ha pronunciado sobre la continuidad de ‘Estoy vivo’, una de sus grandes apuestas de ficción para este arranque de temporada televisiva. Pese a que la serie de Globomedia se ha mantenido como oferta líder del jueves, la cadena pública mantiene en el aire su futuro tras una primera temporada que se está moviendo en torno al 12% y los dos millones de fieles.
Pero en una televisión pública que carece de publicidad, y en donde sus responsables se encuentran planteándose abandonar el tradicional sistema de medición de audiencias, son otros los elementos que debieran tenerse en cuenta a la hora de valorar la renovación de sus productos. ‘Estoy vivo’ es uno de sus casos, una ficción que se ha ganado a pulso una segunda temporada por su original y arriesgada propuesta, pero sobre todo por su servicio público al apostar por figuras femeninas fuertes y retratar temas como el bullying y el alzhéimer.
UNA SERIE SOBRENATURAL
Con solo un primer vistazo, ‘Estoy vivo’ deja claro que no es una serie corriente. Su temática sobrenatural la convierte en una ‘rara avis’ dentro de la programación española, un género que tradicionalmente no cala entre los espectadores, pero que sus guionistas han sabido abordar desde el corazón de sus personajes, permitiendo que el público conecte de lleno con ellos y, por tanto, con la serie.
Varias son las capas que componen ‘Estoy vivo’, siendo el elemento sobrenatural la más superficial. La caza del Carnicero es una de las tramas vertebradoras de la temporada, aportando, además de la premisa, el sentido del humor que tanto necesita el drama familiar derivado del detonante de la serie (la traumática pérdida del padre en la unidad familiar).
Demonios, enlaces celestiales, posesiones, piedras con poderes… ‘Estoy vivo’ explota su mitología sobrenatural de la mano de sus dos protagonistas masculinos, un interesante universo con muchas posibilidades por explorar superado el caso que atañe a esta temporada. Sería una auténtica lástima no poder abrir nuevos horizontes en este terreno.
UNA MAGNÉTICA PROTAGONISTA
Cristina Plazas, brillante en ‘Estoy vivo’.
Si el elemento sobrenatural se encuentra en la primera capa, es la familia la que compone la segunda pero no menos importante. Todo lo contrario, porque es precisamente en este punto donde más brilla ‘Estoy vivo’.
Márquez y el Enlace se presentan como los grandes protagonistas en apariencia, pero rápidamente es Laura quien logra eclipsar con su fortaleza, su carisma y su evolución, consiguiendo que la serie gire en torno a ella con su profundidad.
Tras la muerte de su marido, Laura Bertrán se ha echado a su familia a la espalda, sacando adelante no solo a sus dos hijas adolescentes, sino también a su suegro, a quien considera como un padre. Ella tuvo que ser la dura, la fuerte, el pegamento que mantuvo unido a su núcleo, tanto familiar como amistoso y profesional.
Cristina Plazas, brillante en ‘Estoy vivo’.Cinco años después ha podido permitirse resquebrajarse, darse un respiro dejando atrás esa fachada aparentemente impermeable. Es ahora cuando puede abrir una ventana al amor, a las citas,… a la esperanza, sin dejar atrás el recuerdo del hombre que marcó para siempre su vida.
Nuera, madre, amiga… Cristina Plazas logra con Laura el mejor personaje de su carrera gracias a desprender al mismo tiempo dureza y fragilidad, con un magnetismo solo al alcance de muy pocas. La actriz ha abordado a su personaje desde una poderosa sensibilidad, enamorando irremediablemente al espectador. Si ella llora, tú lloras. Si pelea, aplaudes. Y si besa, gritas.
COMPLEJOS PERSONAJES FEMENINOS
Teniendo a Márquez y Laura como progenitores, solo cabía esperar unas hijas a su altura, y en este sentido Susana y Bea no defraudan. Ambas son jóvenes fuertes que han sabido sobreponerse a la adversidad, construyendo su carácter a través del espejo de su padre: Manuel no está, pero su espíritu ha estado presente siempre en ellas.
Policía de raza, Susana ha seguido sus pasos, honrando su memoria convirtiéndose en la mejor policía. Pero no solo de trabajo vive Susana, añadiendo aristas a su personaje en el plano familiar y sentimental, con unas relaciones tormentosas que nacen desde el amor pero no siempre llegan a buen puerto.
Bea por su parte no es la adolescente prototípica, ya que la ausencia de su padre le ha llevado a refugiarse tanto en la ciencia como en sí misma. Los chicos no son su mayor preocupación, aunque tampoco los deja de lado, forjando una bonita amistad con Patri y John que le permite crecer como personaje.
Madre e hijas logran así ser el corazón de la serie, tres personajes que eclipsan a los varones (tarea difícil, ya que estos están escritos con el mismo mimo) con su carisma y realismo. Junto a ellas pivota además María, una forense tan liberada sexualmente como empática, quien con su socarronería aporta mayor color al complejo espectro femenino de la serie.
EL REFLEJO DEL BULLYING Y EL ALZHÉIMER
A esto hay que sumar que ‘Estoy vivo’ está tocando dos temas por el que la ficción española ha pasado de puntillas: el bullying y el alzhéimer. La joven está sufriendo acoso escolar en el instituto, muy bien ligado además con la temática sobrenatural de la ficción. Las causas del mismo y cómo abordarlo, aunque no se haya profundizado en el mismo, añaden otra de las capas, poniendo el foco, en la cadena pública, en un problema tan importante.
De la mano de Bea, pero sobre todo de Arturo que es quien lo sufre, la serie también profundiza en el alzhéimer, una enfermedad ante la cual la sociedad española, como la ficción, parece estar mirando hacia otro lado.
‘Estoy vivo’ se acerca a la demencia senil con muchísima sensibilidad, ofreciendo una perspectiva realista, sin esconder el drama que supone para la familia que lo padece. Porque el alzhéimer es una enfermedad que no solo afecta al que la sufre, sino a todo su núcleo, un impacto que la serie de TVE ha sabido reflejar desde el cariño de sus personajes, sin caer tampoco en edulcorar el terrible drama que conlleva. Una mirada tierna y realista, de verdadero servicio público.
Por estas razones, y otras muchas más que podríamos continuar enumerando, la serie se ha ganado a pulso la renovación por una segunda temporada. Puede que sus audiencias no sean las mejores, pero a TVE hay que exigirle otras cosas, y ‘Estoy vivo’ las ofrece con creces.
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